God save the Lewis

Si se supone que la Fórmula 1 es la mejor competición del mundo, eso no quedó demostrado en Silverstone. Porque para que haya una competición tiene que haber una serie de contendientes que luchen por lograr algo. Desde que comenzó la era de Mercedes en 2014, dicha serie ha quedado reducida por lo general a 2 personas, pero en Gran Bretaña había un hombre muy por encima del resto del mundo. Lewis Hamilton volvió a ganar su gran premio de casa sin que nadie pudiera toserle. Y el Mundial se aprieta más que nunca.

————————————————-

Como es habitual, el Gran Premio de Gran Bretaña y la final de Wimbledon coincidieron en el mismo día. Esta vez más que nunca, Reino Unido necesitaba dar una buena imagen al resto del mundo. Todos los ojos estarían pendientes de lo que sucediese en el suelo de la Union Jack, así que vendría que ni pintado que algunos héroes nacionales triunfasen en sus respectivas disciplinas. Tenía que ser un día puramente británico. Andy Murray cumpliría unas horas más tarde su cometido en la Centre Court londinense, pero primero era el turno del piloto inglés más exitoso de todos los tiempos. Lewis Hamilton había logrado una extraordinaria pole batiendo en repetidas ocasiones el antiguo récord de la pista que él mismo tenía desde 2013. Sin embargo, esa era la parte fácil del trato. Ahora quedaba lo difícil: aguantar 52 vueltas y cruzar la meta en el primer puesto. Y como todo era british, no podía faltar lo más característico de la patria: la lluvia.

La salida no fue todo lo trepidante que nos hubiera gustado, pero el agua estancada era un peligro. (Fuente: Formula1.com)

Una fea nube descargó con fiereza a unos 20 minutos del comienzo de la carrera. Los VIP se quedaron sin poder lucir palmito en la parrilla: era hora de pedir un paraguas a cualquiera que tuviera uno para compartir. Apenas fueron 5-10 minutos de precipitación, pero ésta fue torrencial. Muchos se temieron lo peor, y en efecto a las 12:50 se dio la noticia: salida lanzada detrás del Safety Car. Charlie Whiting puede que tenga defectos, pero «temeridad» no es uno de ellos. Su vasta experiencia le permite tomar este tipo de decisiones, y no equivocarse prácticamente nunca. Cuando los coches pasaron por vez primera por la recta de meta, se vio que la cantidad de agua estancada era importante. Sin embargo, cuando Bernd Mayländer hizo un 2º giro y no apagó las luces, la afición comenzó a molestarse. Una cosa es no querer un spray en una salida estacionaria, lo cual es una decisión correcta y lógica, y otra es no confiar en los Pirelli de lluvia extrema, cuya utilidad a día de hoy es prácticamente nula: cuando las condiciones son idóneas para ellos, el SC sale a pista. Y cuando el intermedio pasa a ser mejor es cuando la carrera se relanza. Esto contrasta con Austin 2015, cuando la meteorología era aún peor y se obligó a los pilotos a salir en la FP3 y la clasificación sólo pudiendo usar gomas de lluvia extrema, lo cual resulta cuanto menos curioso. El criterio de la seguridad no fue consistente aquel día, y cabe destacar que con esta tendencia de mantener tantas vueltas en pista el Safety Car en las salidas se están causando otro tipo de problemas. Como bien apuntaba Martin Brundle en la retransmisión de Sky, retrasar el relanzamiento hasta el punto de que haya que calzar intermedios produce que en cuanto se retira el SC todos los pilotos se lancen en tromba a la vez al pit lane, generando decenas de unsafe releases que ponen en peligro a los mecánicos de los equipos. Y eso fue lo que sucedió en esta ocasión. Al final de la 5ª vuelta Mayländer se dirigió a los garajes y con él otros 10 pilotos, que durante unos momentos presagiaron el caos en el carril de boxes.

De esos 10 valientes que entraron a poner intermedios, ninguno se encontraba en el top-4. Los Mercedes y los Red Bull se quedaron fuera, y el panorama se quedó similar al de Montecarlo, en el sentido de que Nico Rosberg iba 2º y rodando mucho más lento que el líder. En el primer giro de carrera real perdió casi 2,4 segundos. En el segundo iba camino de ceder otros tantos, pero entonces ocurrió un hecho clave en la carrera: Pascal Wehrlein hizo aquaplanning en Abbey (un problema que se agravará con los neumáticos de 2017) y abandonó la carrera. La situación hizo que saliera el Virtual Safety Car en la vuelta 7, y eso decidió la suerte de algunos pilotos. Daniel Ricciardo, P4, había entrado en el 6º giro a calzar los Pirelli del flanco verde: los 3 primeros lo iban a hacer enseguida, y la salida del VSC les vino de perlas. Bajo este régimen, los pilotos que no pasan por boxes circulan a velocidad reducida y no pueden recuperarle el mismo tiempo a los pilotos que hacen un pit stop que en condiciones normales. Así, Hamilton, Rosberg y Max Verstappen aprovecharon la coyuntura, entraron en boxes y salieron muy por delante del australiano (nada menos que 16.6 segundos de diferencia entre Lewis y Daniel). Sergio Pérez fue otro de los afortunados: tras salir en 10º lugar, parar en la vuelta 7 le aupó hasta la 4ª plaza. ¿Recuerdan 2007 y 2008, años en los que cuando salía un Safety Car el pit lane se cerraba y nadie podía entrar hasta que todos los pilotos se agrupasen tras Mayländer? En aquella época había repostajes, y resultaba absurdo que algunos pilotos se vieran sancionados por no tener más remedio que entrar a meter combustible. Pero ahora que están prohibidos, ¿no estaría bien recuperar dicha regla? Al menos en el caso de los VSC, prohibir el paso por boxes en esa situación reduciría la influencia del azar en los resultados.

La electrizante maniobra de Max Verstappen sobre Nico Rosberg por fuera en Becketts dejó a la afición boquiabierta.
(Fuente: Formula1.com)

Con intermedios, la carrera no cambió en exceso. Sólo quedó claro que la citada curva 1, Abbey, era un auténtico desafío. Al ser uno de los puntos más bajos del trazado, todavía había bastante agua acumulada allí y casi todos los pilotos sufrieron importantes sustos. En cabeza las distancias ya eran más constantes, los dos Mercedes rodaban a un ritmo similar, pero como es habitual la lluvia permitió destacar a un auténtico cochazo como es el RB12. Verstappen no perdió la estela de Rosberg y en la vuelta 16, tras un mal giro del alemán, se echó encima. La falta de velocidad punta le obligaba a intentarlo en sitios como Luffield, donde estuvo muy cerca de tocarse con el #6. Pero Max sigue empeñado en demostrar que su potencial es inmenso y optó por lo difícil: en las temibles enlazadas de Maggots y Becketts, el holandés hizo un asombroso exterior en la última de derechas que dejó a Rosberg temblando. Christian Horner quedó alucinado: «esa pasada en Becketts… sencillamente sensacional«. Pero no había tiempo para deleitarse con la maniobra. Sebastian Vettel, quien cuajó una horrible actuación, fue el primero en probar neumáticos de seco, calzándolos unos segundos antes de que Verstappen hiciera lo narrado. Apenas 2 giros después, prácticamente toda la parrilla cumplió con el expediente. Lo interesante fue que todos calzaron neumáticos medios (convirtiéndose así éste en el primer GP del año en el que uno de los compuestos, el duro, no fue usado por nadie en carrera): estaba la tentación de poner gomas blandas, que cogen temperatura antes y en estas condiciones duran más que en 100% seco (como mostró Hamilton en Mónaco). Pero quedaban unas 35 vueltas, y los S garantizaban otro pit stop. Los medios daban la oportunidad de no parar más veces. Así que la elección, una vez meditada, era obvia. Los Mercedes y Ricciardo pararon en el giro nº 17; Verstappen se quedaría una vuelta más y, de producirse, le chafaría el Grand Chelem a Lewis al liderar un giro.

Con neumáticos de seco, Abbey fue incluso peor que antes. Algunos, los afortunados, simplemente contravolanteaban y se iban a la escapatoria, perdiendo 2 ó 3 segundos; otros sufrían unos trompos chillones con los que destrozaban las gomas y perdían varias posiciones. Vettel fue uno de ellos, pero también Fernando Alonso (que llegó a rozar las barreras), Carlos Sainz o Rio Haryanto, entre otros. En la vuelta 28 se dio la coincidencia de que los dos primeros, Hamilton y Verstappen, pasaron a formar parte del primer grupo al mismo tiempo. Estas precauciones en las zonas todavía húmedas provocaban que las distancias no fueran muy estables: Lewis le sacaba entre 3 y 7 segundos al holandés, que no eran suficientes si el inglés tenía que hacer un segundo pit stop. Visto lo visto en Austria, se daba por hecho que Max no la haría, así que Hamilton tendría que conservar gomas y confiar en que el #33 no se acercase. A la causa ayudó su compañero Nico, quien se puso manos a la obra para recuperar lo perdido en Becketts. La citada salida de pista de Max le dejó casi a tiro de DRS, y pronto comenzó a activar el sistema de adelantamiento. Quedaban más de 20 vueltas y Rosberg le reducía unas 4 décimas en la recta del Hangar. Si salía pegado de Chapel, el Red Bull no tenía nada que hacer. El problema es que siempre salía a medio segundo, y por ello Max conseguía defenderse cubriendo el interior, en lo que fue un bello pilotaje defensivo. Sin embargo, el cántaro se rompería a 14 giros del final: Nico salió más pegado y bastante más rápido de las enlazadas que Max, y los metros que separaban Chapel de Stowe fueron una lenta agonía para Verstappen. Se defendió, pero Rosberg le desbordó fácilmente por fuera. 1-2 para Mercedes.

Pérez fue un afortunado con el VSC inicial y se uso por delante de Ricciardo, pero acabó siendo adelantado por el australiano y por Räikkönen. (Fuente: Formula1.com)

El hecho de que no hubiera paradas en boxes hizo que la carrera fuera bastante anodina en esta segunda mitad, descontando las esporádicas salidas de pista en Abbey. Ricciardo había podido quitarse a Pérez poco después de poner las gomas de seco, pero su carrera fue anónima hasta el 4º lugar. Sergio era un 5º bastante irreal, y era cuestión de tiempo que Kimi Räikkönen diese cuenta de él. El finés, renovado con Ferrari para 2017 como se anunció la mañana del viernes, comenzó a recortarle a más de medio segundo por vuelta una distancia que fue de hasta 18,8 después de que Kimi se saliera en Abbey a media carrera. Pero Checo cometería un error similar con el que perdió 7 segundos y eso permitió al SF16-H alcanzarle en la parte final de carrera. Y en la vuelta 46, devolviéndole lo de Azerbaiyán, Räikkönen pasó adelante y se quedó con una P5 que, tristemente para la Scuderia, era lo máximo en el día de hoy. Sin embargo, a la vez que se producía este cambio de posiciones, Rosberg se quedaba clavado en 7ª marcha en la frenada hacia Vale-Club. El alemán intentó bajar con la leva pero el coche no respondía. Preguntó desesperado por radio y el equipo cometió un «error» fatal: decirle qué tenía que hacer para solucionarlo: «Chassis default zero-one«. Entrecomillamos «error» porque, a la postre, los comisarios sancionarían con 10 segundos a Rosberg por haber sido ayudado por sus ingenieros. La limitación de los mensajes de radio se introdujo a principios de esta temporada para evitar algunos comentarios que a ojos de los aficionados parecían instrucciones de cómo pilotar dadas por ingenieros que no iban al volante, como por ejemplo decir en qué marcha tomar una curva o si entrar más rápido o más lento, o frenar más tarde o más pronto, en un viraje. Pero hoy se ha sentado un precedente: tampoco se puede decir al piloto cómo solucionar un problema grave de fiabilidad. En el mencionado GP de Europa ambos Mercedes sufrieron un fallo menor y el equipo no pudo ayudarles; hoy ha quedado claro que hacerlo es motivo de sanción. En manos de la FIA está explicar por qué no decirle al piloto cómo seguir en carrera aumenta el espectáculo. Parece intuitivo pensar que todo lo que sea que un coche abandone es malo para la acción en pista, pero actualmente la normativa opina lo contrario.

Con Nico más centrado en defender su P2, la carrera acabó siendo un paseo para Lewis. Nadie pudo interponerse entre él y la gloria. Tan superior fue que, en cierto modo, pareció aburrido. La competición brilló por su ausencia porque Hamilton se quedó como único contendiente. Sin embargo, cuando uno piensa en todo lo que ha padecido el inglés a principio de temporada, cómo de bellas fueron sus vueltas de clasificación y cómo de fácil ha hecho parecer una tercera victoria consecutiva en casa (nunca un inglés lo logró antes), sonríe porque ve que los buenos ganan. El talento ha vuelto a prevalecer. Y con la propina de ver a Max y Rosberg intercambiar sus puestos en el podio tras la ulterior penalización al #6, Lewis mira a la tabla y ve que sólo 1 punto le separa del líder. A pesar de los pesares. En el Hungaroring, la pista en la que cuenta con 4 victorias y 5 poles, Hamilton podría tomar el mando del campeonato y poner rumbo al 4º título mundial. Nico, o haces algo para impedirlo, o 2016 pinta en british.

Con la victoria de Hamilton y la sanción a Rosberg, Lewis se lleva de Silverstone un buen botín. (Fuente: Formula1.com)

CLASIFICACIÓN FINAL: (click)

CLASIFICACIÓN DE PILOTOS: (click) // CLASIFICACIÓN DE ESCUDERÍAS: (click)